sábado, 26 de diciembre de 2015

Lejos del dogma y cerca de la aventura. Melina Furman

Melina Furman es bióloga y especialista en educación en ciencias. En este artículo reflexiona sobre las estrategias para enseñar ciencia, sus problemas actuales, y propone capacitar a los chicos en habilidades de pensamiento científico como pilar de una mirada científica del mundo.
Hace unas décadas le preguntaron a Richard Feynman, brillante físico y genial docente, qué era hacer ciencia. Recordando la fábula del ciempiés, respondió que, para él, hacer ciencia era algo así como caminar, algo que un científico hace tan naturalmente que resulta difícil poder desmenuzarlo. Contaba, también, que su mirada científica del mundo se empezó a construir desde chico, en los primeros diálogos con su padre, un fabricante de uniformes que lo introdujo con sus discusiones en el maravilloso mundo de las preguntas y el pensamiento crítico.
En los últimos años vengo recorriendo el camino de buscar los mejores modos de enseñar a mirar el mundo con ojos científicos a chicos y jóvenes, tengan o no la suerte de tener papás como el de Feynman que los introduzcan en la aventura de preguntarse por qué suceden las cosas.
Cuando hablo de enseñar a mirar el mundo con ojos científicos me refiero a un enfoque particular de la enseñanza de las ciencias en el que el objetivo está puesto, fundamentalmente, en la formación de hábitos de la mente relacionados con el pensamiento científico. En la categoría de pensamiento científico incluyo una serie de capacidades cognitivas, tales como la habilidad de diseñar un experimento válido o plantearse una pregunta investigable, íntimamente relacionadas con valores o modos de abordar el mundo tales como la curiosidad y el escepticismo.
La buena noticia es que se viene hablando de este objetivo hace rato. En muchos encuentros internacionales, representantes de los distintos países suelen coincidir en que, sin una población con una cultura científica (o, en la jerga didáctica, científicamente alfabetizada) las chances de crecimiento sostenido son pocas, y cada vez menos en tanto el mundo, en una frase que ya de tan dicha suena trillada (pero no por eso es menos cierta), depende cada vez más de la capacidad de innovación de sus ciudadanos.
¿Por qué enseñar habilidades de pensamiento científico? La respuesta más sencilla es que esos hábitos de la mente son pilares sobre los cuales se construye una mirada científica del mundo. Dicho de otro modo, para saber ciencia no alcanza solamente con conocer datos, hechos o conceptos de la ciencia como la cantidad y tipo de partículas subatómicas (incluso las más nuevitas), saber al dedillo las propiedades de distintos grupos químicos o responder sin dudar el nombre de todas las moléculas de la membrana plasmática. Disponer de esos conocimientos puede ser útil, claro que sí, pero no es muy distinto a saberse los nombres de los países de Europa o conocer los autores principales de la literatura grecorromana. Saber ciencia es, convengamos, otra cosa muy distinta: implica poder plantearse una pregunta (o abordar un problema) con la sensación de que está en nuestras mentes la posibilidad de investigarlos, acudiendo a otros si hace falta, buscándoles la vuelta, sopesando evidencias y analizando críticamente si el camino que estamos recorriendo avanza en la solución o no.
La mala noticia (¿por qué nunca son solo buenas noticias?) es que, a todas luces, no estamos haciéndolo muy bien. En toda América Latina, si miramos los resultados de las evaluaciones nacionales e internacionales, aparecen datos francamente escalofriantes. Por ejemplo, los últimos informes de PISA (Programme for International Student Assessment), que evalúan los desempeños de alumnos de 15 años, muestran que altos porcentajes de estudiantes se encuentran por debajo del nivel establecido para una alfabetización científica básica. En países como Argentina, Brasil y Colombia, más de la mitad de los jóvenes no puede reconocer la variable que se mide en un experimento o diferenciar entre un modelo y el fenómeno que se modeliza. En el nivel primario, el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE), que evalúa a alumnos de América Latina y el Caribe, mostró que en el total de la región solamente el 11,4% de los estudiantes de sexto grado alcanzaron el nivel III de desempeño, definido por la capacidad de explicar situaciones cotidianas basadas en evidencias científicas, utilizar modelos para interpretar fenómenos del mundo natural y plantear conclusiones a partir de los resultados de actividades experimentales.
Pareciera entonces que es necesario barajar y dar de nuevo o, cuando menos, repensar muy profundamente cómo estamos abordando la enseñanza de las ciencias desde los primeros años de escuela.
Volviendo al inicio, decía que desde hace tiempo vengo recorriendo el camino de buscar los mejores modos de enseñar ciencia a la población. Y una de las cosas que más me llama la atención, y a la que no consigo acostumbrarme, es encontrar que tanto chicos como adultos, cuando oyen sobre ciencia, enseguida piensan en un tipo de abordaje de la realidad sumamente dogmático, y rara vez en la aventura del pensamiento que la ciencia supone. Para cualquier científico esta mirada de la ciencia como dogma es sumamente sorprendente, en tanto es clarísimo que, justamente, la ciencia en su espíritu más puro es un largo camino en contra del principio de autoridad. Saber ciencia, decía Richard Feynman, es tener la capacidad de dudar de los expertos. Y, sin embargo, la mirada más habitual que tiene buena parte de la sociedad sobre la ciencia va justamente en sentido contrario.
En esta línea, hace tiempo hicimos un sondeo con profesores de ciencias del nivel secundario y terciario y les preguntamos: “¿Qué significa que algo sea científico?”. Consistentemente, apareció la idea de que “algo es científico cuando es verdadero”. No en vano tantas publicidades usan la terminología científica para dar legitimidad a sus productos. Llevando el argumento a un extremo y utilizando un ejemplo del científico Marcelino Cereijido, podríamos decir que si yo afirmara que “un espíritu me reveló que la clorofila es la molécula que las plantas utilizan para capturar la luz del sol” (una idea correcta, pero cuyo origen se remonta en este caso a una evidencia sobrenatural) estaría diciendo “algo científico”. Lo sorprendente, y obviamente preocupante, es que quienes respondieron de este modo a nuestro sondeo eran profesores de ciencias, es decir, los encargados de acercar una visión de ciencia lejos del dogma y cerca de la aventura a sus propios alumnos, muchos de esos futuros docentes. Aunque muy posiblemente hubiéramos obtenido resultados parecidos consultando a la población adulta en general.
¿De dónde viene, entonces, esta mirada dogmática de la ciencia, que va en contra del mismo espíritu científico que queremos formar en la sociedad? ¿Y cómo construir una mirada social de la ciencia más cerca del pensamiento como aventura?
Indagando un poco más profundo, tenemos que remontarnos al modo en que se enseña ciencias en la escuela primaria y secundaria. En la escuela primaria, las ciencias naturales, a pesar de formar parte del programa, se enseñan poco y nada. En nuestro trabajo con escuelas de todo el país observamos una y otra vez cuadernos de clase en los que las actividades de ciencias aparecen de manera muy esporádica, con temas repetidos año a año y siempre, o casi siempre, del área de biología, a pesar de que los marcos curriculares establecen contenidos de fisicoquímica, ciencias de la Tierra o astronomía, que los chicos tienen que saber. Muy de vez en cuando, los chicos realizan una salida de campo o un experimento. ¿Para qué? En una investigación que hicimos recientemente con docentes de todo el país, los maestros respondieron que los experimentos en el aula tienen como fin que los chicos salgan “motivados” de la clase (que, convengamos, no es un objetivo menor, pero tampoco suficiente). O que se hacen para “corroborar con materiales concretos” un concepto que ya se enseñó de manera teórica. Poquísimas veces un experimento se hace con el objetivo de contestar una pregunta cuya respuesta los chicos no conozcan, y en ese camino enseñarles habilidades de pensamiento científico como las que mencionaba al principio.
A partir de estos resultados, en nuestro trabajo con docentes siempre subrayamos la diferencia entrecorroborar y averiguar: corroboro algo que ya sé que es cierto (allí la mirada de la ciencia como verdad, como dogma). Por el contrario, averiguo algo que no conozco (allí la mirada de la ciencia como aventura). Entrevistando a los docentes, vemos que la enseñanza del archiconocido “método científico” (que dice basarse en corroborar o falsear una hipótesis) ha dejado huellas profundas en la formación docente. Y las sigue dejando, en tanto en el primer capítulo de tantísimos libros de texto de ciencia se sigue hablando de él, para luego dedicar los restantes capítulos a “los contenidos”, es decir, los conceptos de ciencia, descontextualizados del modo en que fueron construidos.
En el nivel secundario se ve todavía más claramente el problema que describía más arriba: en muchos colegios, la ciencia se enseña como un conjunto acabado de conocimientos, despojados del modo de producción. Naturalmente, este abordaje tiene una consecuencia directa: si no conocemos las evidencias detrás de una idea, la historia de las idas y vueltas que llevaron a ella, incluyendo muchas veces pasiones y debates acalorados, la idea aparece como un conocimiento terminado que siempre estuvo ahí, listo para ser aprendido.
Si, por el contrario, acudimos a la historia de la ciencia como eje para pensar la enseñanza, u ofrecemos oportunidades en el aula para que los alumnos vivan por sí mismos, con nuestra guía, el camino que lleva a la construcción de una idea científica, no habrá dudas de lo que significa interpretar un conjunto de datos y construir un modelo que les dé sentido, o de lo complejo que resulta acotar una pregunta para poder investigarla. Nada más lejos de un dogma, en el que la verdad viene dada de antemano. Pero, al mismo tiempo, y ahí viene el segundo desafío, nada más lejos del relativismo, para el cual cualquier idea tiene el mismo valor. Hacer participar a los alumnos del complejo y al mismo tiempo fascinante proceso de construcción de una idea científica los ayuda a entender que, para que una explicación sea válida, tiene que cumplir ciertos requisitos, como dar sentido a la evidencia existente del mejor modo posible, superando otras ideas alternativas.
Melina Furman es licenciada en Ciencias Biológicas de Exactas-UBA y Ph.D. en Educación en Ciencias de la Universidad de Columbia. También es investigadora del CONICET en el área de Educación.
Ahora bien, si coincidimos en la importancia de que los alumnos recorran un camino guiado relacionado con los modos en que los científicos responden preguntas investigables y construyen ideas, inmediatamente surge el siguiente problema: ¿cómo lograr instalar este tipo de enseñanza en la escuela real? Pensemos por un momento en docentes que nunca han participado de este camino como alumnos, ni siquiera en sus profesorados. Podemos imaginarnos, como analogía, que tenemos maestros de cocina que saben las recetas, incluyendo los ingredientes y el tiempo de cocción de muchos platos, pero jamás han cocinado ninguno. Claramente, aprender a hacer ciencia lleva un buen tiempo, de la mano de otros científicos más experimentados que van guiando a los aprendices en sus primeros pasos. Y la idea de sacar a los científicos de sus laboratorios por un rato para que ayuden a los docentes en sus clases de ciencia o de integrar a los docentes en proyectos de investigación no parecen tareas sencillas de implementar a nivel masivo (¿o tal vez valga la pena considerarlas seriamente como alternativas?). Pareceríamos estar en un callejón sin salida.
En nuestro trabajo en las escuelas hemos llegado a una solución intermedia que da buenos resultados: una combinación que implica, por un lado, poner a disposición de los docentes secuencias de clase que marquen un camino bien trazado, que ofrezcan a los alumnos la posibilidad de participar en investigaciones guiadas sobre los temas del curriculum (volviendo a la jerga didáctica, este enfoque se conoce como enseñanza por indagación). Por otro, una capacitación centrada en que los docentes recorran, en el rol de aprendices, pequeñas investigaciones que tienen puntos en común con las que se espera que ellos puedan proponerles luego a sus propios alumnos.
Volviendo a las buenas noticias, la investigación muestra que este tipo de abordaje es posible con los docentes de todas las escuelas, incluso aquellas de alto grado de vulnerabilidad educativa. Y lo que vemos en nuestras investigaciones, además de un aumento de la participación y el interés por las ciencias de parte de los alumnos, es que cuando los docentes enseñan ciencias de este modo, los chicos van aprendiendo a pensar científicamente. En un trabajo reciente, pudimos mapear las habilidades cognitivas de los alumnos antes y después del trabajo con secuencias de indagación guiada que apuntaban a la formación de habilidades de diseño experimental y análisis de datos. Nuestros resultados mostraron a las claras que, en un trabajo sostenido semanalmente durante solo ocho semanas de clase, alumnos de cuarto grado pasaron de no poder proponer experimento alguno para investigar una pregunta sobre un tema cotidiano (por ejemplo, “¿cómo averiguarías qué tipo de pintura funciona mejor para que no se oxide la bicicleta?”) para, al final de la intervención, ser capaces de diseñar experimentos sobre preguntas nuevas en los que comparaban grupos experimentales en relación a una variable, anticipaban distintos resultados posibles y generaban explicaciones a partir de los datos obtenidos.
Claramente, una enseñanza que apunte a la formación del pensamiento científico es posible desde los primeros grados de escuela, siempre y cuando no se trate de una experiencia aislada, sino que forme parte de un recorrido más amplio que abarque toda la escolaridad básica.
Lo interesante es que no estamos a ciegas: bastante se sabe acerca de qué tipo de actividades generan aprendizajes más robustos en los alumnos, y qué estrategias de formación dan mejores resultados a la hora de que los maestros y profesores incorporen nuevas metodologías de trabajo. También resulta alentador ver que los docentes disfrutan de incorporar nuevas maneras de enseñar porque empiezan a ver muy rápidamente cómo los chicos participan más y mejor en la clase, a veces incluso de modos sorprendentes.
El gran desafío que tenemos ante nosotros es lograr cumplir con este objetivo a gran escala, pensando en el sistema educativo como un todo. Nos toca dar el salto de recuperar los aprendizajes que surgen de la implementación de programas piloto y repensarlos para convertirlos en políticas públicas, para que cuando uno le pregunte a un abogado, un verdulero o un deportista qué es la ciencia y para qué sirve, aparezca algún ingrediente de la aventura, en lugar del dogma. Y para que la ciencia pase a empapar la mirada de todos los ciudadanos, que nos permita entender para qué nos sirve tener ciencia en una sociedad que quiere pensar en sus propios problemas y, por qué no, para que pase a ser un componente inherente de cómo abordamos el mundo, casi tanto como poner primero un pie adelante, después el otro, y salir caminando hacia nuevos paisajes.
Información relacionada
Desde FormaciónIB vamos a realizar muchas acciones sobre educación CTS. Para poder informarles de las mismas les invitamos a dejar su correo en este enlace

martes, 22 de diciembre de 2015


 NASA capta una impresionante imagen de la Tierra desde la Luna

La nave Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO)de la NASA ha capturado una visión única de la Tierra, con África y España al frente, desde el punto de vista de la nave espacial en órbita alrededor de la Luna.

por Tu otro diario 
"La imagen es simplemente impresionante. Evoca al famoso 'Blue Marble', la imagen tomada por el astronauta Harrison Schmitt durante su vuelo en el Apolo 17, hace 43 años. En ella también se veía una África prominente en la imagen", ha destacado Noah Petro, responsable de la misión en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
En esta imagen compuesta se ve cómo la Tierra parece elevarse sobre el horizonte lunar desde el punto de vista de la nave espacial, con el centro de la Tierra frente a la costa de Liberia.
La amplia zona oscura en la parte superior derecha es el desierto del Sahara. Al norte, España queda tapada por una gran masa de nubes. Además, las costas de América, tanto atlántica como del Pacífico son visibles a la izquierda.
Mientras, la nave LRO muestra parte de la superficie de la Luna. Concretamentese puede observar una visión del cráter Compton, que se encuentra justo detrás de la extremidad oriental del satélite, en su cara oculta.
LRO fue lanzado el 18 de junio de 2009 y ha reunido un tesoro de datos con sus siete instrumentos, haciendo una valiosa contribución al conocimiento científico sobre la luna. LRO experimenta 12 imágenes terrestres como la ahora captada cada día. Sin embargo, la nave espacial está casi siempre ocupada registrando imágenes de la superficie lunar por lo que rara vez se plantea hacer estas fotografías.

tierra

Los científicos han explicado que, ocasionalmente LRO apunta hacia el espacio para adquirir observaciones de la atmósfera extremadamente delgada de la Luna y realizar mediciones de calibración de instrumentos. Durante estos movimientos, a veces, la Tierra (y otros planetas) se cruza en su camino y forma un paisaje como el ahora observado.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Aplicaciones de celular para celíacos


De Yahoo Editorial | Lo último en tecnología – mié, 16 dic 2015 1:57 p.m. EST
Por Manuel H. Castrillón
No hace muchas décadas que los seres humanos saben las verdaderas causas que generan su sufrimiento provocado por una enfermedad que hoy conocemos como celiaquía. Durante toda la historia de la humanidad, sustancias presentes en determinados alimentos como algunos cereales.
Hoy sabemos que las dietas apropiadas, con ausencia de gluten, presente en harinas procedentes de cereales como el trigo, la avena, el centeno y la cebada, son el remedio adecuado. La vida sin ellos es perfectamente llevadera. Las dietas sin gluten no implican mayores sacrificios, y encontramos comidas nutritivas y ricas al paladar, que además no nos traerán los inconvenientes desagradables que han debido atravesar los celíacos hasta que se descubrieron las causas de sus síntomas.
Desde hace algunos lustros, en la gran mayoría de los alimentos envasados que encontramos en los supermercados hay un símbolo que identifica aquellos que carecen de gluten. En otros casos, los códigos de barras de los productos nos indican si estos figuran en las listas de los alimentos seguros. En la actualidad, no es raro hallar en determinados locales áreas específicas donde encontramos agrupados todos los alimentos aptos que no afectan a los celíacos. También las aerolíneas y empresas navieras ofrecen menús especiales.
Son muchas las apps para móviles destinadas a pacientes celíacos. Tenemos desde aquellas que nos sirven para confirmar si determinados alimentos son efectivamente aptos para el consumo, recetas específicas hasta lugares o restaurantes donde se sirven comidas sin gluten. Como estas cinco que mostramos aquí, destinadas a equipos con sistema operativo Android.
Gluten Free Food Finder: creada por Brad Clouser, esta aplicación, libre de anuncios y gratis, utiliza un escáner de código de barras para un uso colaborativo. En forma paulatina aquellos que apuntan el lector hacia un producto alimentarán una base de datos que luego servirá para otras personas.

Gluten Free Food Finder

Los satélites, aliados del campo

Estas tecnologías generan información tan infinita como el espacio que habitan, por lo que resultan imprescindibles para el desarrollo rural de nuestros tiempos.


Hoy resulta posible que un productor visualice desde su celular o tablet lo que sucede en su campo, comande equipos a distancia y acceda a mapas de rindes, aplicación y siembra en tiempo real. O bien acceda a fotografías aéreas y satelitales, mapeos de suelos y sensores de índice verde.
Estos instrumentos colaboran con la toma de decisiones y facilitan las prácticas agrotécnicas. 
El geoposicionamiento habilitó el desarrollo de novedosas tecnologías en el ámbito agropecuario por parte del INTA que, una vez más, buscan facilitar las tareas y mejorar la calidad de vida de sus usuarios.
Así es como surge SEPA móvil, una aplicación para dispositivos móviles, desarrollada por los técnicos del Instituto de Clima y Agua del INTA, que permite obtener datos sobre el clima, la topografía, los suelos y el estado del cultivo en una determinada campaña de un campo.
Por cantidad de hectáreas y el alto nivel de tecnología aplicada, la Argentina es el segundo país del mundo con mayor adopción en agricultura de precisión. Así, la guía satelital -comprendida en la sumatoria de los banderilleros satelitales y los pilotos automáticos-, los controladores de siembra y el monitoreo de rendimiento en cosechadoras están entre las preferidas por los productores a escala nacional.
Fuente: INTA / Foto: deere.com

lunes, 14 de diciembre de 2015

 | 2015/12/11 18:00

El pueblo que prohibió la Coca-Cola

La mayoría de habitantes de ese lugar padecían diabetes y obesidad, pero decidieron hacer algo al respecto: vetaron la venta de bebidas azucaradas en su propia comunidad.
 Los 360 habitantes de Amatu consumían 40.000 litros de bebidas azucaradas al año, 20.000 solamente en Coca-Cola. Foto: BBC
BBC
Muy pocas personas en el mundo saben lo que significa Mai Wiru. Es una expresión en la lengua de los Anangu –una comunidad aborigen que habita en la inmensidad del desierto australiano– que se traduce como "buena alimentación".

Al igual que muchos otros pueblos indígenas que fueron colonizados, los Anangu tienen problemas de salud, concretamente relacionados con la alimentación.
Una de las razones es que cuando tuvo lugar la colonización, a los Anangu les privaron, en gran medida, del acceso a sus propios recursos naturales, entre ellos, la comida.

Por eso desde hace años se alimentan de "comida basura", con alto contenido en sal y azúcar.

Entre la diabetes y la obesidad

"Viven en sociedades donde abunda la diabetes, la obesidad, los fallos renales y las muertes prematuras", dice John Tregenza, una de las primeras personas que ayudó a los Anangu en la década de 1970, y que ahora forma parte del proyecto Mai Wiru. "Los eventos sociales más habituales son los funerales", asegura.

Tregenza dice que la alimentación es la principal causa de las enfermedades y la muerte en esta comunidad.

"Cuando iban a comprar a su tienda local, no encontraban muchos productos saludables, por eso en las dos últimas décadas las insuficiencias renales terminales se hicieron endémicas".
 
Los últimos datos nacionales estiman que cerca de un 19 % de los problemas de salud de los indígenas australianos están relacionados con su dieta, especialmente con la falta de ingesta de frutas o verduras.

"Se necesitan subsidios gubernamentales para que los Anangu tengan acceso a la comida y para que ésta sea asequible a quienes viven en la pobreza", sostiene Tregenza.
Y su mensaje se hizo eco.

Coca-Cola para todos

Cuando el actor y director australiano Damon Gameau comenzó a investigar los daños que causa el azúcar en nuestro cuerpo para la elaboración de su documental That Sugar Film (que se estrenó en 2014), estaba particularmente inspirado por la labor de Tregenza.

"Hace 12 años supe por primera vez del trabajo de Tregenza, quien me invitó a visitar Amata, la comunidad indígena en la que vivía", le contó Gameau a BBC Mundo.

"Me quedé muy impactado al ver la cantidad de Coca-Cola que consumía la gente, incluso se la daban a los bebés... Esa imagen se quedó grabada en mi cabeza".

Gameau se preguntó si la situación seguiría siendo la misma después de tanto tiempo, y decidió informarse por su cuenta.

"Encontré un artículo de 2009 sobre el tema, que mencionaba cómo varias comunidades indígenas decidieron ponerse de acuerdo para prohibir la venta de bebidas azucaradas en sus tiendas".

Uno de los motivos que movieron a Gameau a seguir investigando fue el hecho de que se tratara de "una historia positiva sobre la comunidad aborigen", pues "la mayoría de las veces se habla solamente de la parte negativa, como el consumo de alcohol", explica el australiano.

"También me llamó la atención el hecho de que la idea naciera de los aborígenes, y no del exterior. Entonces retomé el contacto con Tregenza, que es un ser humano extraordinario", cuenta.

Pero ¿cómo llegó esta remota región del noreste de Australia a vetar las bebidas azucaras en su propia comunidad?

"Un proceso educativo" El primer paso fue la educación.

El objetivo, concienciar a la población sobre los problemas generados por la mala alimentación, con ayuda de nutricionistas y expertos en la materia.

En 2007, Amata tenía 360 habitantes, que consumían 40.000 litros de bebidas azucaradas al año: la mitad de eso, Coca-Cola. Y fue en el año 2008 cuando decidieron prohibir la venta de las bebidas azucaradas que más se vendían en la tienda local: Coca-Cola, Passiona y Powerade, sustituyéndolas por bebidas sin azúcares.

Esta medida se extendió a otras comunidades aborígenes en el país que formaban parte del proyecto Mai Wiru.

Sin apoyo gubernamental

Sin embargo, en el año 2009 el gobierno recortó fondos, se llevaron al nutricionista, impidiendo el desarrollo del programa educativo e introduciendo nuevas bebidas azucaras en la región.

A día de hoy, los habitantes de Amata consumen un 30 % de azúcar al día -y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que sea sólo entre un 5 % y un 10 %.

Fue ésta la situación la que se encontró Gameau cuando visitó el poblado por primera vez en 12 años. "Era evidente que la gente no era feliz, que estaban enfermos y que necesitaban ayuda de forma desesperada", recuerda.

El consumo de azúcar en Amata ha disminuido, pero Gameau considera que todavía queda mucho por hacer. "Sí, la Coca-Cola ya no se vende. Pero la educación se detuvo, porque perdieron la fuente de financiación", cuenta.

"Todavía beben Fanta, limonada y otras bebidas azucaradas, sin darse cuenta de que tienen tanto azúcar como la Coca-cola". A través de su fundación, The Mai Wiru Sugar Challenge Foundation, Gameau y Tregenza quieren continuar con el "proceso educativo" que se empezó en su día y "hacer saber a la comunidad que Coca-Cola no es la única bebida que contiene altas tasas de azúcar".

"Esperamos poder reducir las tasas de azúcar a las recomendadas por la OMS de aquí al año 2020", afirma.

"Marketing y manipulación"

Gameau vivió en primera persona los efectos que produce el azúcar en nuestro cuerpo, consumiendo durante 60 días productos que dicen ser "saludables", pero que contienen altas cantidades de azúcar.

"Nos estamos dando cuenta ahora de las técnicas que utiliza la industria alimentaria, en términos de marketing, para intentar hacernos creer que un producto es saludable, cuando en realidad no lo es".

"Es una situación muy similar a lo que ha sucedido con el tabaco", explica.

Gameau asegura que a los aborígenes les resulta especialmente difícil entender estos "trucos de marketing y de manipulación". Pero se siente optimista: sabe que es posible recuperarse tras el consumo excesivo de azúcar, él mismo pasó por esa experiencia tras la realización de su documental.

"El cuerpo es una herramienta muy poderosa y puede regenerarse de forma natural". Espera que los Anangu, o al menos las generaciones posteriores, puedan hacer lo mismo.

Y la clave, sostiene, "no es eliminar el azúcar por completo, sino reducirlo y consumirlo de forma responsable". "Estoy seguro de que el panorama en cuanto a la industria alimentaria será muy diferente en los próximos 20 años", dice, recordando la importancia de las redes sociales a la hora de difundir el mensaje.

Quizás, en menos tiempo del que pensamos, Mai Wiru acabe convirtiéndose en un concepto que todos comprendamos.

La tirita del futuro será capaz de administrar medicamentos e informará sobre la temperatura corporal

A pesar de que la medicina ha avanzado de manera exponencial en las últimas décadas, seguimos cubriendo nuestras heridas de la misma forma que se hacia en la edad media: con bandas de tela. Aunque resultan efectivas -sobre todo su versión más modernas, las tiritas- todavía hay mucho margen de mejora. Como han demostrado los creadores de un sistema inteligente de vendaje llamado “stretchable hydrogel electronics”.

Con este invento,desarrollado en Estados Unidos, los médicos podrán cubrir heridas y además saber si el cuerpo necesita más medicación, como antibióticos, para sanar las lesiones. Todo gracias al material del que está hecho, un hidrogel especial que es a la vez flexible y protector, y a unos sensores que, colocados sobre la piel, son capaces de analizar el sudor y determinar el nivel de medicación que hay en sangre.
La tirita del futuro (MIT)La tirita del futuro (MIT)


El stretchable hydrogel electronics cuenta con unas luces LED que cambian de color en función de la información que envíen los sensores: si detectan niveles bajos de un determinado medicamento, se volverán rojos. Si por el contrario el nivel es el adecuado, serán morados. Otra de la información que puede suministrar este sistema es la de la temperatura corporal del paciente. Así, los médicos podrían saber con solo un vistazo si el paciente tiene fiebre o no.

Xuanhe Zhao, del Instituto Tecnológico de  Massachusetts (MIT) e investigador jefe del proyecto de la tirita del futuro, asegura que su objetivo es el de crear tecnología médica que se adapte al cuerpo humano “Los aparatos electrónicos son duros y secos, pero el cuerpo humano es cálido y húmedo. Son dos mundos opuestos. Si quieres poner tecnología en contacto con el cuerpo, ésta debe ser suave y flexible, para que se adapte a él”.

El secreto del vendaje reside en un hidrogel especial en el que se pueden instalar chips, sensores y demás circuitos electrónicos, y que puede ayudar a curar heridas. Y no solo eso, también puede servir como parche para administrar medicamentos directamente sobre la piel, para que este órgano absorba las sustancias.

Hyunwoo Yuk, otro miembro del equipo responsable del invento, explica a la revista Advanced Materials que el vendaje puede programarse para suministrar medicamentos en determinadas situaciones, como cuando el cuerpo sobrepase los 37 grados de temperatura. 

Otro de los campos en los que el hidrogel puede ser muy útil es en el de las quemaduras. Colocando la venda inteligente impreganada en las sustancias adecuadas puede hacer que este tipo de lesión se cure de manera más cómoda que con los tratamientos actuales, en los que hay que retirar vendas y aplicar cremas.

Los creadores de la tecnología stretchable hydrogel electronics todavía no se atreven a poner una fecha para su comercialización. Primero quieren descubrir en todos los campos en los que podría ser utilizada y en todas las enfermedades en las que podría ser útil, y después darían el paso de monetizar tan fantástico descubrimiento.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Fotos de cerca de casa de ovni en General Pico La Pampa Argentina 8 de diciembre 2015


Se observa una nave tecnológicamente mas desarrollada en cuanto a diseño en lo que conocemos en nuestro país. existe brilla con la luz del sol, y el parámetro de distancia se puede evidenciar con la altura de la casa. Una foto muy buena de una aficionada a las fotografía. Es una prueba física de la existencia de tecnología superior al conocimiento declarado a la ciudadanía en general del planeta.
si alguien sabe que es comente por favor...
Desarrollo de motores en mexico


Otras trampas

Trampas electrónicas

Nuevo hallazgo sobre Stonehenge sorprende a los científcos

Los misterios de Stonehenge – el monumento prehistórico de piedra que desconcierta al mundo desde hace siglos- están cada vez más cerca de ser develados.
Hace poco se descubrieron varias estructuras subterráneas cercanas que parecen estar vinculadas a Stonehenge, y esta semana los científicos han anunciado otro hallazgo.
Los arqueólogos descubrieron que las canteras de Pembrokeshire, en la provincia británica de Gales, que contienen piedras azules que coinciden con las de de Stonehenge en tamaño y forma, fueron explotadas unos 500 años antes de que se erigiera el famoso monumento.
También han encontrado piedras parecidas a las que los constructores prehistóricos extrajeron, pero dejaron atrás, y "un muelle de carga" desde donde las enormes piedras habrían sido arrastradas.
Además han hallado cáscaras de avellana carbonizadas y carbón de leña de las fogatas al parecer creadas en las canteras por los constructores, según pruebas hechas con radiocarbono para revelar cuándo se extrajeron las piedras usadas en Stonehenge.
Los geólogos sabían desde la década de 1920 que las piedras azules fueron llevadas a Stonehenge desde algún lugar de las colinas de Preseli, en Gales, pero sólo ahora se ha trabajado con arqueólogos para localizar y excavar las minas reales de las que provienen.Stonehenge (Wikimedia Commons)Stonehenge (Wikimedia Commons)
Los hallazgos apuntarían a que las piedras quizás fueron usadas antes en un monumento en otra parte de la isla británica y luego arrastradas hacia su actual ubicación.
“Es más probable que las piedras se utilizaron por primera vez en un monumento local, en algún lugar cerca de las canteras, que luego fueron desmanteladas y arrastradas”, consideró el profesor Mike Parker Pearson, director del proyecto y profesor de prehistoria de University College de Londres (UCL), en declaraciones al diario The Guardian.
Stonehenge tiene entre 4,000 y 5,000 años de antigüedad, mientras que las piedras de las canteras en Gales fueron explotadas unos 500 años antes de ese período.
Por eso los expertos creen que la explicación más probable es que las piedras se utilizaron por primera vez en Gales antes de ser transportadas a 140 millas de la llanura de Salisbury, donde formaron parte de la herradura interior del monumento de Stonehenge.
"Pero creemos que es más probable que estuvieran construyendo su propio monumento [en Gales], que en algún lugar cerca de las canteras; y que lo que estamos viendo en Stonehenge es un monumento de segunda mano”, agregó Parker Pearson. "Normalmente no conseguimos hacer muchos descubrimientos fantásticos en nuestras vidas. Pero este es uno de esos".
Parker Pearson lidera un proyecto que involucra a especialistas de la UCL y las universidades de Manchester, Bournemouth y Southampton, entre otras. Sus conclusiones se publicaron el lunes en la revista Antigüedad junto a un nuevo libro escrito por el Consejo de Arqueología británicó titulado “Stonehenge: Tener sentido de un misterio prehistórico”.
Kate Welham, de la Universidad de Bournemouth, cree que lo que habría sido el monumento original, o el lugar donde estuvo, puede hallarse el año próximo.
"Hemos estado llevando a cabo estudios geofísicos, excavaciones de prueba y análisis fotográfico aéreo en toda la zona y pensamos que tenemos el lugar más probable. Los resultados son muy prometedores”, indicó.
El transporte de las piedras azules desde Gales a Stonehenge es uno de los logros más notables de las sociedades neolíticas. Los arqueólogos estiman que cada uno de los 80 monolitos pesó menos de dos toneladas y que fueron arrastrados por personas o bueyes tirando de trineos de madera que corrían por raíles también de madera.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR:

viernes, 4 de diciembre de 2015

2014-05-28, por EI

Sistemas Híbridos. Principio de funcionamiento y preguntas frecuentes

Energías Inteligentes estará presente en la feria del campo más grande de la Argentina Presentando sus sitemas de Energías Renovable y Eficiencia Energética. En esta oportunidad compartiremos con Tecmas, lider en montajes electro - Mecánicos
Sistema Híbrido

Sistema Híbrido

Esquema gráfico de un sistema híbrido
Que tipo de Conexciones y equipos Existen para el uso de Energía renvable fotovoltáica?
Existen básicamente 2 Opciones:
1- On Grid (o T-Grid si es para ventas)
2- Off Grid
Dependiendo de el sistema que utilizes será el Inversor que necesitas.
Que es un Inversor On-Grid o T-Grid?

Un sistema de energía solar fotovoltaica que sólo está conectado a una red de suministro eléctrico. 
Cuando la energía solar está disponible, el sistema va a vender la energía que genera el sol de nuevo a la red de suministro eléctrico.

Que es un Inversor Off-Grid?

Un sistema fotovoltaico independiente se refiere a un sistema, que no está conectado a la red de suministro eléctrico.
La electricidad que consume proviene exclusivamente de la energía generada a través de generadores fotovoltaicos. Estos tipos de sistemas almacenan el excedente de energía en baterías.


Que es un Inversor Hibrido?

Un sistema fotovoltaico solar híbrido es una combinación de la tecnología de la energía solar y la Red Electrica de forma de poder integrar de la mejor forma ambas fuentes de Energía.
Si la energía producida a través de generadores fotovoltaicos es suficiente para el consumo de los hogares, el inversor se utiliza la energía fotovoltaica y la carga de los excedentes a la batería.
Del mismo modo, si el consumo es superior a la energía fotovoltaica, el inversor tomara la energía que le falta de la red pública.
En ausencia de sol, el inversor, según el consumo de energía, usará la energía exclusivamente a partir de baterías o podrá tomar energía de la red pública.


Que Tipo de Sistema Necesito?

Para decirlo en Forma Sencilla, depende de tu situación

- Situación uno: "Mi casa no tiene acceso a la red eléctrica y quiero para mis hijos poder tener luz para estudiar por la noche, o tengo una casa aislada, y quiero tener iluminación y/o otros electrodomésticos."
En esta situación, le recomendamos que usted pueda obtener un inversor OFF GRID con bancos de baterías para poder tener electricidad sostenida por la noche.
- Situación dos: "Tengo acceso a la red, pero no quiero depender de ello en la mayor parte del tiempo, ya que es demasiado caro o tiene muchas interrupciones, con lo cual, también es necesario que el sistema, sirva como sistema de respaldo de energía."
En esta situación, se recomienda un inversor híbrido. En los días soleados, usted consumirá la energía producida a través de generadores fotovoltaicos. Este inversor también se conecta con las baterías de respaldo de energía. Los Paneles cargarán baterías también.
Con baja energía fotovoltaica o por la noche, el inversor se conectara como fuente de alimentación de entrada a la red de suministro eléctrico.

- Situación tres: "La energía solar es la solución más verde, quiero usarlo para mantener a mi diario de la electricidad, la energía solar sobrante se puede alimentar a la red pública y en donde este legislado, cobrar la venta de Energía.
En esta situación, se recomienda especialmente a nuestros inversores conectados a la red, ya que puede transferir eficazmente la energía fotovoltaica a la red eléctrica (96 ~ 99%).
Durante las horas pico de alta radiación, el inversor transferirá energía solar de la CC a la red de energía de CA. Con esta energía podrá abastecer la energía eléctrica diaria, mientras tanto, la energía solar sobrante se utilizará para recibir una compensación del gobierno local o la distribuidora local.
Durante las horas de menor actividad, el inversor vendrá a modo de reposo antes de aparecer la luz del sol.