miércoles, 8 de febrero de 2017

¿Cómo crear un proyecto de Aprendizaje-Servicio?

¿Cómo crear un proyecto de Aprendizaje-Servicio?

El inicio de un proyecto de ApS acostumbra a partir de una idea –de un tipo de chispa germinal– que nos parece interesante, que tal vez nos apasiona y que vemos posible desarrollar con la voluntad de convertirla en una propuesta educativa.


19 mayo de 2014
ETAPA I. Esbozar el proyecto
El inicio de un proyecto de ApS acostumbra a partir de una idea –de un tipo de chispa germinal– que nos parece interesante, que tal vez nos apasiona y que vemos posible desarrollar con la voluntad de convertirla en una propuesta educativa.
  1. ¿Cuál sería la necesidad o problema social al que se enfrentarían los chicos y chicas?
  2. ¿Cuál sería el servicio concreto que los chicos y chicas llevarían a cabo?
  3. ¿Cuáles serían los aprendizajes que se podrían vincular a este servicio?
1. Definir por dónde empezar
Puede ser útil plantearnos tres preguntas:
¿Qué podemos hacer?: ¿Partiremos de una buena práctica para transformarla en ApS? ¿Partiremos de un contenido de aprendizaje y buscaremos un servicio relacionado? ¿Partiremos de una necesidad social evidente?
¿Con qué compañeros y apoyo institucional?: ¿Contaremos con el apoyo de la dirección? ¿Lo emprenderíamos en solitario o en equipo? ¿Podemos contar con las familias o con voluntarios?
¿En qué lugar situar la experiencia?: En el caso de la educación formal: ¿en qué área, tutoría, crédito, dentro o fuera del horario escolar…? En el caso de la educación no formal: ¿en colonias, campamentos, club de tiempo libre…?
2. Analizar cómo está el grupo y cada miembro
  • los intereses y motivaciones que tienen los chicos y chicas del grupo.
  • el nivel académico e intelectual y la experiencia previa en proyectos.
  • la dinámica del grupo, liderazgo, roles y manera de gestionar los conflictos.
  • el clima moral del grupo, las actitudes y los valores consensuados.
  • ¿qué necesidades sociales reales o “causas” motivarían a los chicos y chicas?.
  • ¿qué servicios podrían llevar a cabo, relacionados con estas necesidades?
  • ¿qué entidades del entorno, comprometidas con estas causas, podrían colaborar con nosotros para ayudarnos a realizar el servicio?
3. Determinar un servicio socialmente necesario
4. Establecer los aprendizajes vinculados al servicio
Una vez identificado el servicio posible a la comunidad, conviene explotar su potencialidad pedagógica:
Desde la educación formal: se trata de precisar los contenidos académicos implícitos en el servicio, que serían vinculables a las diferentes materias: lengua, matemáticas, ciencias, tecnología, lengua extranjera, expresión plástica, educación física… y pensar como se podrían trabajar el aula de manera complementaria a la acción de servicio.
Desde la educación no formal: se trata de vincular el servicio al planteamiento educativo de la entidad y sus objetivos educativos. Además, es preciso ver si el marco más adecuado es en actividades fuera del horario lectivo, en fines de semana, o bien en vacaciones.

ETAPA II. Establecer relación con entidades sociales
Al final de esta etapa deberíamos tener un documento firmado de común acuerdo por todas las partes implicadas, en el cual se expresen los compromisos asumidos por todos.
5. Identificar las entidades sociales para colaborar
Una vez esbozado el proyecto que se quiere realizar, podemos comenzar a buscar las entidades sociales que mejor pueden ayudarnos a tirarlo adelante. Será de mucha ayuda que cerca de nosotros haya alguna institución que ya tenga hecho un rastreo de la zona y cuente con un inventario de las entidades sociales del entorno y de las posibilidades de servicio que ofrecen.
6. Plantear la demanda y llegar a un acuerdo
Una vez aclarada la propuesta, la entidad social debe decidir si la puede asumir. En este caso, eso significa comprobar si la demanda encaja bien con los objetivos de la entidad, si realmente obtendrá alguna ayuda en su tarea habitual –no olvidemos que se trata que los chicos y chicas hagan un servicio real y no ficticio–, y si cuentan con los recursos y la infraestructura suficiente para realizar la parte del proceso que les corresponda.
En el supuesto de que todas las respuestas sean positivas, es el momento de formular el acuerdo de colaboración que, además de expresar la voluntad de cooperar, tendría que detallar compromisos concretos que asumirán durante el proceso tanto los centros educativos como las entidades sociales.

ETAPA III. Planificar el proyecto
A grandes rasgos, se trataría de redactar un breve documento que nos sirva de guía para empezar el proyecto. Aunque después la realidad nos haga cambiar bastantes cosas, tendremos más reflejos y recursos para reaccionar cuanto mejor preparado esté el conjunto.
7. Definir los aspectos pedagógicos
El planteamiento educativo del proyecto debería detallar:
  • Objetivos educativos: de aprendizaje, de servicio, individuales, de grupo…
  • Actividades: de aprendizaje, de servicio, de reflexión, de comunicación…
  • Evaluación: previsión de los instrumentos y métodos de evaluación para saber si hemos conseguido los objetivos y, en su caso, del valor académico que les otorgamos.
  • Papel y funciones del educador: Situar nuestro trabajo en la dinamización del proyecto, del grupo, de las entidades sociales, así como la formación que necesitamos para llevarlo a cabo.
8. Definir la gestión y la organización
La gestión del proyecto debería detallar:
  • Calendario y horario: Cuánto tiempo destinaremos al proyecto, cómo lo distribuiremos, cuando empezará y acabará…
  • Requisitos previos de tipo formal: permisos, autorizaciones, notificaciones, seguros…
  • Relación con las familias: información, conformidad, apoyo que les pedimos…
  • Trabajo en red: concretaremos la coordinación con las entidades, acuerdos, reuniones, papel de cada uno…
  • Materiales,  infraestructuras y equipamiento: salas, fungibles, transportes, material de equipo…
  • Difusión del proyecto: Cartas, trípticos,  difusión en los medios de comunicación…
  • Presupuesto: gastos, ingresos, sistema de control…
9. Definir las etapas del trabajo con el grupo
Antes de empezar a trabajar con los chicos y chicas, vale la pena imaginar qué tipo de esfuerzo les vamos a pedir en cada momento:
a)      Etapa de preparación: ¿Cómo los motivaremos? ¿Cómo diagnosticaran el problema? ¿Cómo definirán el proyecto? ¿Cómo se organizarán para llevarlo a cabo? ¿Cómo percibirán lo que están aprendiendo en esta etapa?
b)      Etapa de ejecución: ¿Cómo controlaremos la asistencia y la participación activa en el proyecto? ¿Cómo aseguraremos el registro de lo que se va haciendo? ¿Cómo recogeremos las impresiones de la entidad social durante la realización del proyecto? ¿Cómo percibirán lo que están aprendiendo en esta etapa?
c)       Etapa de evaluación: ¿Cómo valoraran los chicos y chicas el servicio que han realizado? ¿Cómo evaluaran todo lo que aprendieron? ¿Cómo celebraran el resultado del proyecto? ¿Cómo se plantearan las perspectivas de futuro?

ETAPA IV. Preparar el proyecto con el grupo
Al final de esta etapa convendría contar con algun elemento de planificación elaborado por los chicos y chicas: un mural-calendario de trabajo, un dossier, etc.
10. Motivar el grupo
  • partir de los intereses reales y del momento de los chicos y chicas (deportivos, musicales, cinematográficos…) aprovechando sus códigos y lenguajes;
  • aprovechar experiencias anteriores de otros grupos de chicos y chicas mayores;
  • buscar testimonios directos de personas o entidades externas al centro que pueden invitar al grupo a participar de algún proyecto significativo;
  • motivar directamente los líderes del grupo, para que ejerzan un efecto multiplicador;
  • compartir el proyecto con otros grupos de iguales;
  • aprovechar momentos “sensibles” a nivel social o bien a nivel familiar y del mismo grupo.
11. Diagnosticar el problema y definir el proyecto
Una vez motivado el grupo para pasar a la acción, se trata de definir con los chicos y chicas:
  • un diagnóstico de la situación o problema sobre lo que queremos actuar;
  • los pasos clave de la planificación: qué, por qué, para quien, cuándo, con quién;
  • los objetivos de aprendizaje y los resultados del servicio que nos planteemos alcanzar;
  • el compromiso individual que cada cual toma en el marco del proyecto grupal, y
  • el nombre que le daremos a nuestro proyecto.
  • qué organización en equipos o comisiones será necesaria (para tareas generales y para las tareas propias del servicio que haremos) y qué responsabilidades individuales;
  • qué calendario de trabajo tendremos que seguir para completar el trabajo en los plazos previstos.
  • identificar los aprendizajes conseguidos o reforzados,
  • valorarlos y prever su transferencia a otras situaciones vitales,
  • autoevaluarse,
  • corregir y readaptar el proyecto, si el proceso de planificarlo nos ha revelado aspectos inicialmente no previstos.
12. Organizar el trabajo que se llevará a cabo
13. Reflexionar sobre los aprendizajes de la planificación

ETAPA V. Ejecutar el proyecto con el grupo
Al final de esta etapa deberíamos contar con material gráfico o audiovisual suficiente como para poder dejar constancia concreta de lo que hemos hecho.
14. Ejecutar el servicio
Como estamos inmersos en un proyecto con dos tensiones, la del aprendizaje y la del servicio, hemos de poder atender:
  • el trabajo en el aula, tanto el teórico como el técnico;
  • el trabajo sobre el terreno: asistencia, constancia, encaje con la entidad acogedora, competencia, ajustes en el servicio…
  • el seguimiento individualizado.
  • el mantenimiento o la alimentación de la motivación inicial.
15. Relacionarse con el entorno
De manera simultánea al servicio que estamos llevando a cabo, habrá que mimar:
  • la relación con las familias de los chicos y chicas: tenerlas al día, responder sus dudas;
  • el trabajo en red con las entidades sociales con las cuales impulsemos el proyecto, y
  • la relación con las administraciones públicas, para sumar esfuerzos y reconocimientos.
  • comunicar y difundir: con los recursos de la escuela o entidad (boletín, web, folletos…); a los medios de comunicación locales (prensa, radios, televisión…); a partir del montaje de una exposición o de un espectáculo…
  • identificar los aprendizajes conseguidos o reforzados a partir de ponerse en acción,
  • valorarlos y prever su transferencia,
  • autoevaluarse
  • corregir y readaptar el proyecto si el proceso de ejecutarlo nos ha hecho percatar de aspectos inicialmente no previstos y aún tenemos posibilidades de modificarlo.
16. Registrar, comunicar y difundir el proyecto
17. Reflexionar sobre los aprendizajes de la ejecución

ETAPA VI. Finalizar el proyecto con el grupo
Al final de esta etapa sería bueno contar con algún elemento de valoración elaborado por los mismos chicos y chicas: mural, dossier, recopilación de entrevistas, reportaje para alguna revista local…
 18. Evaluar los resultados del servicio
Hay que equilibrar la valoración del proceso y la del resultado: un proceso interesantísimo puede, pese a todo, ir acompañado de unos resultados pobres, y al revés. Medir el impacto y evaluar objetivamente nuestra acción de servicio querrá decir:
  • poner a trabajar los equipos y las comisiones de trabajo sobre su propio rendimiento,
  • consultar los instrumentos de registro de los que nos hemos dotado;
  • contabilizar todo cuanto, siendo posible, tenga sentido;
  • implicar a la comunidad en la evaluación de nuestro servicio: las entidades con las que hemos estado trabajando, las mismas personas destinatarias del proyecto, etc.,
  • sacar conclusiones globales.
19. Evaluar el conjunto de los aprendizajes adquirido
20. Proyectar perspectivas de futuro
Es preciso estimular la apertura a un compromiso más sólido, que puede pasar por diferentes vías:
  • continuar el proyecto, bien porque no se ha acabado o bien porque puede mejorarse;
  • cambiar de proyecto, porque se nos ha abierto el apetito y hay muchas necesidades a atender;
  • pasar el testigo a otro grupo y convertirnos en agentes sensibilizadores.
  • gratificar los esfuerzos invertidos y reforzar la autoestima;
  • comunicar los resultados a las familias;
  • consolidar los vínculos con las entidades con el que hemos trabajado en red, y
  • difundir el trabajo realizado.
21. Celebrar la experiencia compartida

ETAPA VII. Evaluación multifocal
Al final de esta etapa sería conveniente elaborar un informe o memoria sencilla y práctica de la experiencia realizada, a fin de que no se olvide fácilmente y pueda servir de inspiración a otros educadores y grupos a la hora de emprender nuevos proyectos
22. Evaluar el grupo y cada chico/chica
  • ¿cómo han evolucionado los intereses y motivaciones de los chicos y chicas?
  • ¿cómo ha evolucionado el nivel académico e intelectual y la adquisición de experiencia?
  • ¿cómo ha evolucionado la dinámica del grupo, liderazgo, roles y manera de gestionar los conflictos?
  • ¿cómo ha evolucionado el clima moral del grupo, las actitudes y los valores consensuados?
23. Evaluar la experiencia en tanto que proyecto ApS
a)      revisar todo cuanto planificamos: identidad del proyecto, objetivos educativos, relación con las familias, requisitos de tipo formal, aspectos organizativos, balance económico, etapas de trabajo con el grupo;
b)      plantearnos la sostenibilidad del proyecto, en clave de recursos económicos, inversión en recursos humanos, satisfacción efectiva de la necesidad social que había que atender…
También podemos evaluar el trabajo en red con las entidades y  completar la Autoevaluación del educador.
¡Feliz proyecto!
Este post ha sido realizado en colaboración con Roser Batlle, pedagoga y emprendedora social, especialista en aprendizaje – servicio.
fuente:https://innovacioneducativa.fundaciontelefonica.com/blog/2014/05/19/como-crear-un-proyecto-de-aprendizaje-servicio/

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